ARTÍCULO 19.- Por «libertad de opinión» entendemos el propio criterio y las convicciones íntimas que el ser humano dispone. Ideas y conceptos acerca de la vida y el mundo. El particular juicio que confiere al carácter su peculiaridad. Pero nunca existe la libertad de opinión cuando no se estimula la curiosidad y la exploración, cuando el autodescubrimiento que es una fabulosa aventura, resulta una posibilidad muy reducida. Cuando el desafío del saber quién somos en verdad se traduce a las informaciones que instruyen y manipulan la realidad de los niños y los adolescentes, sobre todo en esta época de dispositivos electrónicos que recortan la capacidad de iniciativa. Por ello las Escuelas Alternativas Solidarias son necesarias. Porque evitan el adoctrinamiento y acercan la opción del «abrazarse por dentro» para conciliarse con la energía vital que late en el alma humana.
Por «expresión» entendemos nuestra representación genuina mediante las obras, no únicamente con palabras escritas o pronunciadas verbalmente, si no desde el gesto y la mueca que se origina adentro del individuo. La actitud que refleja el palpitar que vive en las entrañas y se traduce a una conducta que configura la realidad del tiempo y el espacio. Significa crear, emprender, generar situaciones que se convierten en eventos que llevan el propio sello, acontecimientos que conforman la historia de nuestra especie. Los signos externos, son la vibración del individuo soberano que legítimamente se proyecta en la comunidad. Pero no existe la expresión espontánea y auténtica cuando los pensamientos están teledirigidos desde la narrativa oficial de la legalidad. Cuando las ideas son insertadas desde la educación obligatoria que altera el sentir innato del ciudadano, modificando su comportamiento para adaptarlo a la norma jurídica. Por ello las Asambleas Ciudadanas Libertarias existen para que los hombres y las mujeres emerjan con su potencialidad innata para expresarse como artistas protagonistas en el territorio que habitan. Sin ninguna clase de restricción intermediación o prohibición, de acuerdo a la ley natural y los principios humanistas. Esto es ¡localítica!